Los egipcios ilustraron ostraca por razones muy diversas. Se trataba de proyectos para la decoración de las tumbas, de ejercicios o incluso de creaciones concebidas por la fantasía de los artesanos. Este ostracón representa al rey Ramsés III, tocado con la corona roja del Bajo Egipto, matando con su arma a los enemigos extranjeros a los que sujeta por el pelo. Este dibujo es posiblemente una copia de una representación mural ejecutada sobre uno de los pilonos de un templo ramésida. La escena se acompaña de dos cartuchos reales y de una simple leyenda escrita en jeroglíficos.
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