Tras los problemas sucesorios habidos a finales de la Dinastía XIX, Sethnajt consiguió finalmente restaurar el orden. Sólo reinó durante algunos años y fue sucedido por Ramsés III, que tuvo que hacer frente a diversos ataques de los Pueblos del Mar. Los problemas internos fueron el resultado de una crisis económica, parcialmente originada por la corrupción y la negligencia de muchos funcionarios; el resultado fue una gran alza en los precios del grano. El Estado ya no era capaz de garantizar el bienestar de los trabajadores de Deir el-Medina y éstos terminaron incluso por declararse en huelga. Tras la muerte de Ramsés III (probablemente asesinado), Ramsés IV se mantuvo en el trono durante seis años. Fue sucedido por Ramsés V, VI, VII y VIII, cada uno de los cuales gobernó durante un corto periodo de tiempo. Durante el gobierno de Ramsés IX, X y XI hubo juicios contra los ladrones que habían estado saqueando el Valle de los Reyes durante años. Los papiros que contienen los sumarios de estos juicios no sólo nos proporcionan información sobre el sistema judicial egipcio, sino también sobre los métodos y lo lejos que había llegado la corrupción de los funcionarios. Durante el reinado de Ramsés XI estalló una guerra civil en la cual el templo de Medinet Habu fue asaltado y parcialmente destruido. El virrey de Nubia, Panehsy, logró terminar con el alzamiento, pero desde ese momento Ramsés XI sólo fue rey nominalmente. El gobierno del Alto Egipto pasó a manos de un general y Gran Sacerdote de Amón, Herihor, y el Bajo Egipto a las de Smendes. Herihor consiguió que Panehsy regresara a Nubia. Un oráculo proveniente del templo de Karnak dejó claro que los dioses apoyaban la posición de poder lograda por Herihor. El Alto Egipto fue a partir de entonces el Estado del Dios Amón. Herihor fue sucedido por su hijo Pianji. Los investigadores debaten la relación entre Herihor y Pianji, así como el orden de sucesión.