Paleta procedente de un rico enterramiento infantil de Naqada I, a comienzos del Cuarto Milenio. El niño lleva una ajorca de cobre en su muñeca izquierda y, en el cuello, un collar de cuentas de esteatita vidriada con un colgante de cornalina. Junto al cuerpo se descubrió una paleta en forma de pez, que servía para moler la pintura verde de los ojos. La pieza conserva marcas de arañazos como consecuencia de su continuo uso.