Los conos funerarios, además de su función decorativa en las tumbas, se convirtieron en ocasiones en objetos de depósito, como una especie de ofrenda alimentaria votiva que se explica por su forma, semejante al signo del pan. Este cono funerario perteneció a un sacerdote del templo de Thutmosis III, llamado Amenemka que quiso acompañarse de su esposa, la cantora Merytre